INXILIOS PANAMA

Introducción por Ramón Grandal

Hace años un gran amigo poeta escribió “que irse era algo muy complicado”. Hoy pienso que es cierto. Te vas y dejas todo pero sobre todo, alli en aquel lugar dejas un espíritu que fabricaste en años.

Llegas al otro lugar y lo mas difícil es acostumbrarte al espejo, al nuevo espejo, que te devuelve tu nueva imagen. Quizás NO aquella que tenias allá, llena de recuerdos y vivencias irrecuperables y te ves a ti tan real como este nuevo lugar. Piensas y piensas como te vas a re-inventar como ser humano y entonces llega la gran pregunta ¿y en la profesión?

Siempre he estado interesado en fotógrafos dueños de una actitud ante la fotografía más que en sus fotografias. Hay  muy notables coincidencias en muchos fotógrafos a través de la historia basta pensar solo en Atget y Kertesz, el primero exiliado  en su propia ciudad a finales del XIX, el otro siempre exiliado de su origen húngaro. Ambos traspolaron  siempre el concepto del espejo y la ventana para adaptar la ventana en espejo y el espejo en “su ventana”.

Tengo y guardo el enorme placer de haber compartido “criterios y certezas” sobre fotografía con un joven Aaron Sosa en mis años de exilio-in-xilio en Caracas. Hoy compartimos un in-xilio-exilio  que nos acerca más en la vida y la fotografía. Las fotografías de Aaron son más espejos que ventanas o más ventanas que espejos. Se unen y fragmentan visiones y destinos. El niño asomado entre cortinas, en la primera foto de este trabajo, mira hacia fuera esa ciudad en siluetas dividida en dos por el fino visel de la ventana, de un lado la ciudad perfilada a contra-luz del otro la vastedad.

Que el exilio-in-xilio de Aaron es más un  estado de ánimo que una visión  objetiva y consciente, es cierto. Pero, hay fotógrafos que hace tiempo nos cansamos de la objetividad y sus implicaciones políticamente correctas y visionamos un lugar inexistente pero cálido y acogedor que nos permita continuar tranquilos haciendo lo que hacemos... fotografías.

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